Dicen que Dios perdona... pero el tiempo no.
Carrera de Cuatro Pies
Usualmente hemos escuchado el juego llamado "La Carrera de 3 pies", pues bueno, aquí en la Escuela de Padres hicimos la de 4 pies, una carrera que requiere de más ingenio y coordinación.
Al comienzo fue difícil para todos los equipos. Coordinar 3 personas a la vez no fue algo sencillo como pareció en un primer momento...
Pero rápidamente un equipo encontró una interesante solución... cargar a Doris.
Gracias a este artificio el equipo logró avanzar rápidamente, pero luego de recorrer un gran trecho tuvieron que detenerse para descansar.
Para el regreso este equipo planteó otra solucion: Juana, Abel y Doris lograron sincronizar sus pasos y esto les permitió avanzar rápidamente con largos pasos que los otros equipos no pudieron imitar.
¿Qué podemos aprender de este juego?
Que el éxito familiar es asunto de todos, no de unos cuantos. Se podrá avanzar con solamente el esfuerzo de algunos miembros (como lo hicieron al inicio Juana y Abel al cargar a Doris) pero esto es desgastante y tarde o temprano se tendrán que detener para tomar aire.
En cambio, si todos hacen esfuerzo conjunto coordinando sus acciones, llegarán inevitablemente a sus metas.
Trabajemos juntos, hombro a hombro, compartiendo los mismos sueños y metas, y así lograremos llegar muy lejos.
Al comienzo fue difícil para todos los equipos. Coordinar 3 personas a la vez no fue algo sencillo como pareció en un primer momento...
Pero rápidamente un equipo encontró una interesante solución... cargar a Doris.
Gracias a este artificio el equipo logró avanzar rápidamente, pero luego de recorrer un gran trecho tuvieron que detenerse para descansar.
Para el regreso este equipo planteó otra solucion: Juana, Abel y Doris lograron sincronizar sus pasos y esto les permitió avanzar rápidamente con largos pasos que los otros equipos no pudieron imitar.
¿Qué podemos aprender de este juego?
Que el éxito familiar es asunto de todos, no de unos cuantos. Se podrá avanzar con solamente el esfuerzo de algunos miembros (como lo hicieron al inicio Juana y Abel al cargar a Doris) pero esto es desgastante y tarde o temprano se tendrán que detener para tomar aire.
En cambio, si todos hacen esfuerzo conjunto coordinando sus acciones, llegarán inevitablemente a sus metas.
Trabajemos juntos, hombro a hombro, compartiendo los mismos sueños y metas, y así lograremos llegar muy lejos.
El Amor de Dios
Muchas veces nos equivocamos en nuestro camino y esto nos provoca dolor, pero esto no debería desanimarmos. Recordemos que hemos nacido para aprender, y es en ese aprender que a veces cometemos errores.
Nuestra labor está en levantarnos y seguir adelante, aprendiendo de nuestros errores y aciertos, y retomar el camino que nos ha de llevar junto al Señor.
Además recuerda, nunca estarás solo, pase lo que pase Dios te acompaña y te ayudará cuantas veces se lo pidas.
"Confíale a Dios tu Camino, él sabrá cómo obrar"
Los Niños Aprenden lo que Viven
Si los niños viven con la crítica, aprenden a condenar.
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear.
Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.
Si los niños viven con lástima, aprenden a compadecerse a sí mismos.
Si los niños viven con ridiculez, aprender a ser tímidos.
Si los niños viven con celos, aprenden qué es la envidia.
Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Pero, si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con estímulos, aprenden a ser confiados.
Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar.
Si los niños viven con aprobación, aprenden a quererse a sí mismos.
Si los niños viven con aceptación, aprenden a encontrar amor en el mundo.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden a tener un objetivo.
Si los niños viven compartiendo, aprenden a ser generosos.
Si los niños viven con honestidad y equidad, aprenden qué es la verdad y la justicia.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en quienes los rodean.
Si los niños viven en la amistad, aprenden que el mundo es un bello lugar para vivir.
Si los niños viven con serenidad, aprenden a tener paz espiritual.
Si los niños viven con hostilidad, aprenden a pelear.
Si los niños viven con miedo, aprenden a ser aprensivos.
Si los niños viven con lástima, aprenden a compadecerse a sí mismos.
Si los niños viven con ridiculez, aprender a ser tímidos.
Si los niños viven con celos, aprenden qué es la envidia.
Si los niños viven con vergüenza, aprenden a sentirse culpables.
Pero, si los niños viven con tolerancia, aprenden a ser pacientes.
Si los niños viven con estímulos, aprenden a ser confiados.
Si los niños viven con elogios, aprenden a apreciar.
Si los niños viven con aprobación, aprenden a quererse a sí mismos.
Si los niños viven con aceptación, aprenden a encontrar amor en el mundo.
Si los niños viven con reconocimiento, aprenden a tener un objetivo.
Si los niños viven compartiendo, aprenden a ser generosos.
Si los niños viven con honestidad y equidad, aprenden qué es la verdad y la justicia.
Si los niños viven con seguridad, aprenden a tener fe en sí mismos y en quienes los rodean.
Si los niños viven en la amistad, aprenden que el mundo es un bello lugar para vivir.
Si los niños viven con serenidad, aprenden a tener paz espiritual.
Carta de un Hijo
No me grites
Te respeto menos cuando lo haces. Y me enseñas a gritar a mí también y yo no quiero hacerlo.
Trátame con amabilidad y cordialidad igual que a tus amigos
Que seamos familia, no significa que no podamos ser amigos.
Si hago algo malo, no me preguntes por qué lo hice
A veces, ni yo mismo lo sé.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti (aunque sea para sacarte de un apuro).
Haces que pierda la fe en lo que dices y me siento mal.
Cuando te equivoques en algo, admítelo
Mejorará mi opinión de ti y me enseñarás a admitir también mis errores.
No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos
Si me haces parecer mejor que los demás, alguien va a sufrir (y si me haces parecer peor, seré yo quién sufra).
Déjame valerme por mí mismo
Si tú lo haces todo por mí, yo no podré aprender.
No me des siempre órdenes
Si en vez de ordenarme hacer algo, me lo pidieras, lo haría más rápido y más a gusto.
No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer
Decide y mantén esa posición.
Cumple las promesas, buenas o malas
Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.
Trata de comprenderme y ayudarme
Cuando te cuente un problema no me digas: "eso no tiene importancia..." porque para mí sí la tiene.
No me digas que haga algo que tú no haces
Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
No me des todo lo que te pido
A veces, sólo pido para ver cuánto puedo recibir.
Quiéreme y dímelo
A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)